
Esta es una historia para reflexionar, para detener el ritmo acelerado de la vida, el afán por atiborrar al muchacho de conocimientos, para cosechar lo que hemos sembrado, en fin para revisar lo que hemos hecho y lo que estamos haciendo en educación, en economía, en política y en las diferentes ramas del conocimiento y del quehacer humano.
Cuenta la historia que en un lugar que bien podría llamarse “Castilla la Nueva”. Un citadino tomó la decisión de sembrar una semilla de cacao en el patio de su casa, todas las tardes regaba con cariño la semilla y repetía con verdadera devoción “que me salga banano.” “que me salga banano.” Y así llego a estar convencido de que efectivamente la semilla sembrada en el patio de su casa se iba a convertir en una mata, para cosechar bananos.
Una tarde, vio con profunda emoción que la tierra se estaba cuarteando y que una cabecita verde empujaba por salir en busca de los rayos del sol.
Al día siguiente asistió emocionado al milagro de una vida que comenzaba a estremecerse en el patio de su casa.
“Me nació la mata de bananos”, “me nació la mata de bananos" dijo el hombre con gran emoción y orgullo, y tuvo tiempo para imaginarse, que en poco tiempo él y su familia podrían estar disfrutando de una agradable comida de bananos.
En las tardes mientras cuidaba y atendía con cariño a su matica, le hablaba como al más querido de sus hijos y le decía: “Tienes que ser una verdadera mata de bananos, bien distinta y diferente a esas matas de cacao, que cuando como sus frutos babosos, me enferman del estómago y me da eso que llaman “corre que te alcanzo.”

La mata fue creciendo y, un día, el hombre vio con duda, después con incredulidad y desconcierto, que lo que estaba creciendo en el patio de su casa no era una mata de bananos sino una mata de cacao. Y el hombre dijo con tristeza, con despecho, con desilusión, con profunda decepción. “No entiendo, no entiendo, cómo me pudo pasar esto a mi. Tanto que le dije que fuera banano y me salió cacao.
Hasta aquí la adaptación que he realizado de la historia contada por el profesor ANTONIO PEREZ ESCLARÍN.
Ahora unos sorbitos de sabiduría:
Les recomiendo que lean la historia, cuantas veces sea necesario, para lograr entender, comprender y reflexionar, porque estas historias son contadas no para ser leídas de un tirón, sino para sacar una gran enseñanza, para ello es preciso dejar volar la imaginación, reflexionar en profundidad.
Tengamos siempre la firme convicción, que en la educación de nuestros hijos, siempre recogeremos los frutos de acuerdo con las semillas que sembremos.
Resulta aquí válida la frase “sembremos vientos y cosechemos tempestades.”
No es con palabras, con cantaleta, con sermones, de nada vale que prediquemos y exijamos respeto, sino lo sembramos en nuestras relaciones del día a día, nunca formaremos ciudadanos democráticos, con relaciones y actitudes autocráticas.
En este mundo Globalizado es preciso desarrollar la creatividad y la imaginación y esta se desarrolla enfrentando a la persona con situaciones problémicas, conflictivas, con propuestas imaginativas, con retos personales.
La Institución Educativa “Castilla la Nueva “Propone retos personales a directivos, docentes, autoridades civiles, eclesiásticas y militares, padres de familia, estudiantes y comunidad en general “EL CULTIVO DE LA CALIDAD HUMANA” Deje que su imaginación vuele como el águila y diseñe estrategias para hacer realidad la cosecha a corto mediano y largo plazo, de esa calidad humana, que titula el “PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL.” Porque “La educación es una tarea de todos.” No se debe eludir responsabilidades y si no ¿Cual es la sociedad y cual es el país que queremos ?
Lic. ALBERTO MOSQUERA HERNANDEZ
1 comentario:
Compañero su reflexión es muy cierta, espero que con su ayuda y con la de todos los castellanos podamos mejorar el desarrollo del pensamiento humano.
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